
Comienza en el estómago, y luego irradia hacia arriba. Y sale por la boca, te hace reir, o a veces simplemente exhalar y contraer los ojos. Es un placer distinto a todos los placeres que he sentido. Me considero alguien con memoria prodigiosa para detalles sin importancia en la interacción con personas. La verdad es que no encontré en mí nada que se asemejara a esta sensación.
Verlos así, me encanta. Quedo idiotizado, sometido a mis amores. Qué rara mezcla esta, que enamora por todos lados. Pasión, alegría, calorcito, cachetes acolchonaditos, culitos fríos, culitos calentitos. Risitas de bebé, voz de mujer, suavidad de bebé, caricia de compañera, sonrisa de hijo, aroma de amante. Esto, mi puerta a los sentidos, es mi nido de amor.